viernes, 16 de diciembre de 2016

Mi cumple y El Cascanueces

Faltando pocos días para mi cumpleaños me llegó una invitación para disfrutar, precisamente en mi natalicio, de la esperada obra navideña El Cascanueces, en el Teatro Teresa Carreño. Como sé que no existen casualidades decidí ir por varias razones:
  1. Nunca presencié el típico Cascanueces que hacen en Navidad, ni el de Keyla Ermecheo (que se presentó desde 1984 hasta 1996), ni éste que es el de Vicente Nebrada.
  2. Crecí lejos de la capital y fue hasta hace tres años cuando pude ver por primera vez una versión del ballet, pero era algo más oscura.
  3. ¡Ah! Y cayó un viernes, así que secuestré unas primas y me las llevé para que participaran en mi auto regalo de cumpleaños.
Con Tchaikovsky, de la mano del Ballet Teresa Carreño, junto a la Orquesta Sinfónica de Venezuela, teníamos aseguradas dos horas de excelencia. Pero ya en los asientos nos llevamos más sorpresas y ni hablar de las horas que siguieron. Disfrutamos de una serenata bajo un diluvio y llegué a casa con un ramo de 50 rosas, entre otras cosas. ¡Vamos por parte!

Este es uno de mis momentos favoritos. Crédito: Correo del Orinoco
Resulta que se trataba del la presentación de estreno y a los invitados de rutina, como la prensa y distintos grupos culturales e institucionales, se nos unieron unos 2000 mil niños de distintos colegios, de zonas humildes o con diversidad cognitiva o discapacidades. Fue muy emotivo sentir las respuestas de estos niños que aplaudían sin cesar. Juntos nos llenamos de ilusión con la fiesta celebrada en la casa de Clara. Nos reímos a carcajadas con las peculiaridades de su abuelo y las travesuras de su hermano Fritz. Y nos vimos envueltos en la magia que ocurre cuando a medianoche, el soldado del ballet El Cascanueces cobra vida. 

Al terminar la obra, quedé sorprendida con la técnica de los bailarines y la impresionante escenografía. Esta edición estuvo dedicada a la impronta y fuerza creativa del arquitecto Tomás Lugo Marcano y del bailarín Francisco Javier Rivera, quienes fallecieron recientemente. Asimismo, luego de que 6 bailarines se fueran del país y tras un proceso de audiciones, el escenario recibió a 25 nuevos artistas en varios papeles.

Las cómplices
Después de tanta fastuosidad, nunca imaginé que luego comenzaría mi propia historia surrealista. Para empezar, recibí un mensaje de un amigo de la infancia que no vive en Venezuela: “quédate ahí, que alguien te va a llamar para darte unas cosas de mi parte”. Yo le hice caso, porque me daba mucha curiosidad y mientras tanto disfrutamos de una feria navideña que estaba cerca y hasta de varias canciones decembrinas interpretadas por el Orfeón de Unearte, concierto que estuvo acompañado por truenos y relámpagos, lo que se convirtió en uno de los aguaceros más fuertes que han caído en Caracas en lo que va de año. Y para cerrar, todos los asistentes cantamos a viva voz el “Alma llanera”. Este será uno de los diciembres más recordados por todos los venezolanos...

Después de un par de horas y bastante impaciencia... ¡Llegaron los regalos! Rosas, vino y una torta de cumpleaños. El suplicio para encontrar un taxi que me llevara a casa con semejantes obsequios no fue fácil. Vivo a dos horas de Caracas y cuando cae una pequeña llovizna, la ciudad colapsa. Finalmente, a las 8:00 p.m. logré embarcarme en un vehículo y cruzar la ciudad en medio de una tempestad. Llegué con bien y pudimos brindar por otro año más de vida. Gracias al Teatro Teresa Carreño por la invitación, a mis amigos, familia y a la gente hermosa que se acordó de mí en esta fecha y que aún sigue luchando por mantener la bondad pese a la circunstancias que se viven este tierra llena de gracia. ¡Ah! Y gracias al taxista que se atrevió a realizar semejante travesía.

lunes, 11 de marzo de 2013

¡Hazte pintor!

          Para todos los amantes del arte, aquí van fragmentos de un documento preciso y conmovedor, como ninguno en la historia de la pintura. Se trata del epistolario que Vincent van Gogh mantuvo a los largo de dieciocho años con su hermano Theo, desde agosto de 1872 hasta su muerte, ocurrida el 27 de julio de 1890.
         En el testimonio se hace evidente el drama del encuentro con el arte, un oficio de vida contrapuesto desesperadamente a cualquier otro trabajo. A medida que se avanza en la lectura de la frecuente correspondencia entre el pintor holandés y su hermano, se avanza en una larga y apasionada confesión. 
          Y cuando te escribo: 'Hazte pintor', no es porque en el fondo crea que tu profesión actual no tenga un cierto atractivo. Pero pienso que es todavía mejor ser pintor, y desearía que pudieras trabajar en un estudio tuyo y no delante de una mesa de oficina. Es así. Estoy convencido de que allí, en tu estudio, se despertaría en ti algo que ahora desconoces: una gran fuerza escondida de trabajo y creación. Y una vez que esta fuerza haya sido despertada, lo será para siempre.
          Nunca podré decirte, a pesar de que cada día se presenten y se presentarán nuevas dificultades, nunca podré decirte cuan feliz soy por haber vuelto a dibujar. ¿Dibujar de la realidad, de figuras o del paisaje? ¡Es igual!

         Noto cada vez más que el dibujo de figuras es una cosa óptima que actúa indirectamente de manera positiva en el dibujo de paisajes. Si se dibuja un sauce como si fuese un ser viviente (y de hecho lo es realmente), todo el resto sigue con facilidad. Basta con centrar toda nuestra atención en aquel único árbol, hasta que consigamos infundirle vida.
La vigne rouge, 1888. Pintura al óleo, 75 x 93 cm. Museo Pushkin, Moscú.
Se dice que fue la única obra que Van Gogh vendió en vida